miércoles, 29 de abril de 2009

Fue, En Madrid, el Palacio de los duques de Abrantes.


Vista del palacio de Abrantes desde el Pretil de los Concejos.
Vista de la calle Mayor de la calle de Bailén con el palacio de Abrantes a la izquierda, segunda manzana más baja, y el del duque de Uceda a la derecha. La casa que se ve en primer plano a la derecha, esquina calle Mayor y Bailén, está levantada en parte sobre terrenos y casa propiedad del duque de Alburquerque y de su pariente Francisco de la Cueva, veedor; notario y contador, del Almirante. En el siglo XVII sobre su solar se levanta la casa del platero Jorge Santos. Decir a este respecto que el tramo de la calle Mayor comprendido entre la actual plaza de la Villa y la plaza Mayor recibe el nombre de Platerias; actualmente diversos negocios de platería y joyería siguen estando aquí presentes. Los edificios citados desaparecen al construirse los viaductos en la calle Bailén.
En el solar que ocupó después toda la manzana 443 la moderna y llamada del Platero existió en lo antiguo el palacio de los Duques de Alburquerque, que acaso fue fundado y habitado por el célebre privado D. Beltrán de la Cueva, primero de aquel título, si bien más adelante, en la calle Mayor, existe aún hoy otra casa que fue de los mismos mayorazgos pero que no creemos, existiera ya en tiempos de Enrique IV.
El antiguo Madrid: paseos históricos-anedócticos por las calles y casas de esta villa. Tomo primero, por D. Ramón de Mesonero Romanos.

Instituo Italiano de Cultura. Calle Mayor, 86. Lo que fue el palacio de Abrantes fue construido entre 1653 y 1655 por el arquitecto Juan Maza, como encargo de Don Juan de Valencia el Infante, quien previamente había adquirido cinco casas en la calle Mayor para tal efecto. El primitivo edificio se trataba de un bello palacio flanqueado por dos torreones con chapitel que daban a la calle de la Almudena y a la del Factor, respectivamente.Posteriormente, el edificio fue cambiando sucesivamente de manos; en 1656 fue comprado por don Antonio de Valdés y Ossorio, caballero de la orden de Alcántara; en 1669 lo adquiere el marqués de Alcañices; y durante buena parte del siglo XVIII perteneció a la familia de los Cuevas y Pachecos. En 1842 los duques de Abrantes compraron y encargaron una profunda remodelación del palacio al arquitecto Aníbal Álvarez Bouquel, con el fin de acondicionarlo a los gustos aristocráticos de mediados del siglo XIX. Tras esta reforma la fachada presentaba nuevas embocaduras en los balcones y una nueva puerta principal. Con la Restauración de Alfonso XII a finales de 1874, y para evitar posibles represalias, el duque de Abrantes se vio obligado a deshacerse del palacio, puesto que su hijo, Ángel de Carvajal y Fernández de Córdoba, marqués de Sardoal, participó muy activamente contra la monarquía de Isabel II durante los años de la revolución de 1868, en la que llegó a ser Alcalde de Madrid. Pasó entonces a la propiedad del senador progresista Manuel María de Santa Ana, quien estableció en el palacio la sede del periódico "La Correspondencia de España", función que continuó desempeñando hasta que en 1888 los propietarios del periódico vendieron el edificio al Gobierno Italiano para establecer en él su embajada. Se procedió entonces a realizar una nueva reforma bajo la dirección del arquitecto Luis Sanz, en la que se derribaron los torreones, se abrió la fachada posterior y se realizaron las pinturas de la planta superior de la fachada principal. En suma, el palacio tomó su fisonomía actual. En 1939, tras ser ocupado durante la Guerra civil por los batallones italianos de las brigadas internacionales, la embajada de Italia se trasladó al que fue palacio de los marqueses de Amboage, en la calle Juan Bravo, quedando el Palacio de Abrantes desde entonces como sede del Instituto Italiano de Cultura. En la primera bocacalle siguiendo la calle Mayor hacia el Palacio Real veremos los restos de la que fue la antigua iglesia de Santa María de la Almudena sobre cuyo solar se abra la calle de La Almudena y el edifico que podemos ver frente al palacio de los duques de Uceda.
El recuerdo de esta milagrosa imagen, y su inmediación, nos lleva naturalmente a la vecina iglesia parroquial de Santa María, matriz de la villa, donde original se conserva y venera todavía dicha imagen. La fundación de esta iglesia es tan remota, que está envuelta en la mayor oscuridad. Hay quien la supone nada menos que del tiempo de los romanos, asegurando ser en ella donde se predicó por primera vez el Evangelio en Madrid, y añadiendo que después fue colegiata de canónigos reglares; otros la señalan origen en tiempo de los monarcas godos, aunque no fijan precisamente la época; pero unos y otros convienen en que sirvió de mezquita a los moros, y fue purificada y consagrada después de la restauración por el rey D. Alfonso el VI. Posteriormente, en varias ocasiones se trató de sustituir este templo, venerable por su antigüedad e historia, aunque mezquino en su forma y dimensiones, por una catedral o colegiata digna de la capital del reino, y aun obtenidas las bulas al efecto en el reinado de Felipe IV, se sentó solemnemente la primera piedra para esta nueva construcción, en la plazoleta que se forma detrás del templo actual. Pero el respeto y veneración que éste inspiraba fue siempre causa de no llevarse a cabo el pensamiento, contentándose sólo con reparar y adornar el antiguo, aunque de una manera bien pobre por cierto. Su interior tampoco ofrece grandes objetos de alabanza (aunque fue restaurado en lo posible a fines del siglo anterior por el célebre arquitecto D. Ventura, Rodríguez), siendo lo más notable la capilla de los Bozmedianos, que da frente a la entrada principal y fue construida por aquella ilustre familia, que ya hemos dicho que tenía casas allí cerca a mediados del siglo XVI.
El antiguo Madrid : paseos históricos-anedócticos por las calles y casas de esta villa. Tomo primero por D. Ramón de Mesonero Romanos.
Del linaje Abrantes el primer caballero que aparece en la historia y que se conoce es don Fernando de Bobadilla, señor de la villa, de la que tomó el nombre, junto a Medina del Campo, de donde desciende el tronco de esta familia. Este caballero fue camarero mayor del rey Alfonso II de Asturias y León- Algunos genealogistas pretenden que este linaje desciende los reyes de León. De este tronco se extienden infinidad de ramas por toda España. El Ducado de Abrantes es un título nobiliario español, creado por el Rey Felipe IV el 23 de marzo de 1642, para Alfonso de Láncaster y Láncaster, bisnieto del rey Juan II de Portugal. El título, obtuvo la Grandeza de España el 2 de septiembre de 1650, siendo ratificado el 20 de noviembre de 1663. Su nombre se refiere al municipio portugués de Abrantes, cerca de Lisboa .
Los Abrantes en el cuadro de Las Meninas. Doña María Agustina Sarmiento de Sotomayor, menina de la infanta, hija del Conde de Salvatierra y heredera del ducado de Abrantes por vía materna de su madre Catalina de Lancaster, que contraería matrimonio más tarde con el conde de Peñaranda. Agustina pleitearía por sus derechos a suceder en el condado de Monterrey. La Infanta ha pedido un poco de agua para beber y doña María Agustina le ofrece sobre una bandeja, un búcaro. La menina inicia el gesto de reclinarse ante la real persona, gesto propio del protocolo de palacio.

2 comentarios:

  1. Hola mi nombre es Araceli Aguirre, soy licenciada en Historia por la UNAM. Solo les comento que sería bueno publicar las fuentes de donde se obtuvieron los datos en el articulo, ya que algunas no coinciden con la informacion proporcionada.Actualmente realizo un trabajo sobre el gobierno de la Madre Ana Agustina de Santa Teresa, descendiente de los duques de Abrantes y no he encontrado relación alguna con Catalina de Alencastre, la madre de la menina de Velázquez, ni con las mismas familias de los duques de Abrantes que son antecedentes de la monja que estudio. Gracias.

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  2. No se si la Madre Ana Agustina objeto de su trabajo es la misma que estuvo al frente en la provincia de Cuenca del convento de carmelitas descalzas de Villanueva de la Jara, y fundadora de otro en Valera de Abajo, trasladado a San Clemente.

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